jueves, 11 de marzo de 2010

¿A quién se debe temer?

Desde que el hombre desobedece a Dios en el huerto del Edén y peca, ha vivido lleno de temores. La primera mención de temor que realiza la biblia es un “huir” de la presencia de Jehová Dios:

“Luego oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba por el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto (GENESIS 3:8)”.

Temor: griego phobos, originalmente significó huida, luego llegó a referirse a lo que causa la huida: o sea, temor, terror, miedo. En el Nuevo Testamento, phobos denota ambas cosas: el temor con el sentido de terror y el temor de reverencia hacia Dios. La palabra castellana fobia es una traducción literal de la palabra griega.

El estar sin Dios ha producido en el hombre un continuo temor en su vida. Esto lo ha vuelto un gran planificador. El hombre le teme a envejecer, a perder el empleo, le teme hasta al día que no ha llegado, por eso hace provisión para mañana; pero nunca quiere hallar descanso en Dios ni recapacita en lo deteriorada que está su relación con Dios. No se da cuenta por sí mismo, ni acepta sugerencias.

“¡Aleluya! Bienaventurado el hombre que teme a Jehová y en sus mandamientos se deleita en gran manera (SALMOS 112:1)”.

“Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos (SALMOS 128:1)”.

En estos versos, la palabra temor se refiere a reverencia, respeto que lleva a la adoración, no a castigo, y la biblia nombra feliz y dichoso al hombre con esta inclinación.

La biblia enseña que el perfecto amor echa fuera el temor, que donde hay amor no hay temor. Al rehusar acercamos a Dios ponemos en evidencia que no le amamos, y que todavía queremos estar en tinieblas. Recuerda que Dios es luz y que la luz y la tiniebla no concuerdan.

Tememos acudir a los lugares de adoración a Dios para visitar los lugares de corrupción, tememos a la opinión del hombre, sin embargo lo que pueda Dios pensar de nosotros no le damos importancia. Jesús les dijo a sus seguidores:

“Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno (MATEO 10:28)”.

¿Qué puede hacer el hombre por ti, o hasta donde puede llevarte?, sin embargo, la última decisión la toma Dios, no lo olvides.

El llamado es “temer a Dios” en el amplio sentido de la palabra, ya sea por la consecuencia que acarrea el estar fuera de él, o por el amor, respeto y reverencia que debes tenerle por los múltiples beneficios recibidos.

Es increíble, pero tenemos la idea que servir a Dios es malo, porque nos resistimos a servirle apoyandonos en tontas y vanas excusas, no somos capaces de consagrar dos horas diarias aunque sea en la noche a Dios, pero pasamos ocho horas trabajando, estudiando y luego seguimos tiempo extras en cosas que no les aprovechan al alma.

“Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar el mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (JUAN 3:17)”.

Que la paz y la gracia del Señor Jesucristo sea contigo hoy y siempre.

2 comentarios:

  1. Interesnate, muy bueno.

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  2. Muchas gracias! Excelente articulo al igual que los anteriores, muy edificante.

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