Hay varios refranes populares a citar para adornar la traición de un amigo:
Amigo es el ratón del queso y se lo come.
Amigo es un peso en el bolsillo, ¡si no está roto!
A casa llevé un amigo; él se quedó de amo y yo despedido.
En fin, muchas son las decepciones por la traición de una persona que la considerábamos de nuestra entera confianza, pero también grata es la satisfacción de contar con un amigo sincero, como Jesús.
En la Biblia me encontré con una hermosa cita que me llevó por todos lados a pensar cómo lo divino (Dios el Padre y su Hijo Jesucristo) hace honor al “amigo fiel”. Jesús expresa tres hermosos versos consecutivos donde su intención es resaltar su fidelidad y sinceridad como amigo del hombre, vamos a analizarlos en detalle:
El amor del amigo, un sentimiento no solo de palabras, sino de hechos
“Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos (JUAN 15:13)”.
Es importante aclarar que Jesus no estaba hablando con una multitud, como en el sermón de las bienaventuranzas. Para esa ocasión su labor en la tierra estaba a punto de culminar y quería alentar a los pocos que habían permanecidos fieles con él a su lado. A partir de ese momento los consideró sus amigos.
Estaba hablando con once de los doce que había escogido, porque ya Judas Iscariote estaba descartado en ese momento, estaba muy afanado en ganarse sus treinta monedas de plata ideando el plan para entregar a su maestro. Había decidido dejar de ser amigo y pasar a ser un traidor.
En este verso Jesús resalta hasta donde llega el desprendimiento del amigo fiel, hasta dar su vida, si fuere necesario.
El rey David valoraba a su amigo Jonatán hasta el punto que lamentó su muerte, sintió que algo de sí mismo le faltaba:
“¡Jonatán, hermano mío, por ti tengo partido el corazón, pues te quería tanto! Tu amor era para mí más maravilloso que el amor de las mujeres (2 SAMUEL 1:26)”.
Es importante aclarar que David no hace mención al amor erótico, sino a otra faceta del amor, al desprendimiento, a la constancia, a la fidelidad que son características innatas de la amistad. Como las mujeres (madres y esposas) que se entregan por sus hijos y esposos pasando por alto comportamientos en ocasiones no gratos y le brindan su apoyo. Así como Dios ha permanecido fiel a la humanidad brindándole su apoyo aunque solo recibe desprecio de ella; tanto ha sido su desprendimiento hacia nosotros que dio a su único Hijo (Juan 3:16).
La fidelidad del amigo
“Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando (JUAN 15:14)”.
Hay requisitos para ser considerado amigo de Dios. Si te pregunto en este momento ¿te consideras amigo de Dios? Seguro que tu respuesta será ¡Claro! Sin embargo que triste resulta comprobar por la Biblia que nuestra afirmación es una ilusión, ya que pasamos por alto e ignoramos el requisito que conlleva ser amigo de Dios: “hacer lo que Dios ordena” tal como lo expresa Jesús en el verso que nos compete.
Había un hombre llamado Abraham, el cual Dios consideró “su amigo” ¿por qué? Estas breves palabras lo resumen todo:
“Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios (SANTIAGO 2:23)”.
Dios le hizo varias propuestas a Abraham y este mostró desprendimiento para agradar a Dios. Primero, le dijo a la edad de 75 años deja a tu familia y vete al lugar que yo te mostraré. A esa edad como que no queremos salir de lo seguro para ir a aventurar, abandonar toda una costumbre para aprender otra, y lo más difícil abandonar a nuestros padres, hermanos y demás porque sí. Pero Abraham le creyó a Dios e hizo lo que le mandó.
Segundo, le ordena que le de a su hijo, su único hijo en sacrificio, y ahí iba Abraham a cumplir la orden de Dios, pero Dios lo detuvo porque solo quería ver que tan fiel le era y que tan dispuesto estaba de desprenderse de lo que más amaba con tal de solo vivir para agradar a Dios.
Esto le valió para ser considerado el “padre de la fe” y “amigo de Dios”.
Entre amigos no hay secretos
“Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre os las he dado a conocer (JUAN 15:15)”.
Dios le dejó saber a Noé, un hombre justo y perfecto entre los hombres de su tiempo y que caminó (anduvo en obediencia) con Dios, que él había decidido el fin de todo ser. Todos sabemos el final, solo a Noé y a su familia se le preservó la vida durante el diluvio, porque entre amigos no hay secretos.
Abraham ya había sido examinado por Dios y Dios sabía lo que había en el corazón de este hombre, por eso decide no esconderle lo que se proponía hacer con las ciudades de Sodoma y Gomorra, destruirla con fuego y azufre ya que no había ni diez justos. Al final solo tres personas salvan sus vidas, el justo Lot y sus dos hijas y eran precisamente parientes de Abraham.
José el hijo de Jacob, estando preso fue llamado por el rey de Egipto para que le diera interpretación a dos sueños que decían lo mismo, lo que Dios se proponía hacer en Egipto, siete años de abundancia y siete de hambre. Dios le comunicó su plan al rey, sin embargo ni él ni sus magos y sabios pudieron descifrarlos, solo uno que se había portado fiel ante Dios fue capaz de develar el misterio de Dios, porque entre amigos no hay secretos.
Daniel, esclavo en Babilonia, también es mandado a llamar para que descifrara el sueño del rey Nabucodonosor. Dios había decidido que este rey habitaría en el campo junto con las bestias. El rey ni sus magos y sabios pudieron entender el sueño, pero Daniel que había dado testimonio en Babilonia de que amaba a Jehová su Dios, le fue revelado el misterio de lo que Dios haría con ese rey altivo, porque entre amigos no hay secretos.
Qué más podemos decir, cuantas cosas sabemos ahora que somos le servimos a Dios: la iglesia será arrebatada de la tierra y llevada al cielo por un lazo de tiempo, la tierra será purificada por fuego, los incrédulos serán lanzado al lago que arde con fuego y azufre, y los que nos hemos apartados para vivir a la altura de lo que ordena la Biblia descenderemos del cielo para recibir la nueva tierra por heredad.
Esto lo sabemos porque somos amigos de Dios, y entre amigos no hay secretos.
¿Cuál es la recompensa a un buen amigo?
Ahora bien, ustedes son los que han estado siempre a mi lado en mis pruebas.
Por eso, yo mismo les concedo un reino, así como mi Padre me lo concedió a mí, para que coman y beban a mi mesa en mi reino, y se sienten en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel (LUCAS 22:28-30)”.
La promesa de que los justos y los mansos heredaran la nueva tierra donde no morará la injusticia la hizo Jesús a sus seguidores de todas las épocas, porque su generación ¿quién la contará? (Hechos 8:33).
Quiero concluir con este proverbio:
Para preservar un amigo tres cosas son necesarias: honrarlo cuando esté presente, valorarlo cuando esté ausente, y asistirlo cuando lo necesite. Proverbio italiano.
Procura por todos los medios hacerte amigo de Jesús, no de palabras, transforma tu vida conforme a sus recomendaciones en la Biblia.
Que la paz y la gracia del Señor Jesucristo sea contigo hoy y siempre.
Amigo es el ratón del queso y se lo come.
Amigo es un peso en el bolsillo, ¡si no está roto!
A casa llevé un amigo; él se quedó de amo y yo despedido.
En fin, muchas son las decepciones por la traición de una persona que la considerábamos de nuestra entera confianza, pero también grata es la satisfacción de contar con un amigo sincero, como Jesús.
En la Biblia me encontré con una hermosa cita que me llevó por todos lados a pensar cómo lo divino (Dios el Padre y su Hijo Jesucristo) hace honor al “amigo fiel”. Jesús expresa tres hermosos versos consecutivos donde su intención es resaltar su fidelidad y sinceridad como amigo del hombre, vamos a analizarlos en detalle:
El amor del amigo, un sentimiento no solo de palabras, sino de hechos
“Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos (JUAN 15:13)”.
Es importante aclarar que Jesus no estaba hablando con una multitud, como en el sermón de las bienaventuranzas. Para esa ocasión su labor en la tierra estaba a punto de culminar y quería alentar a los pocos que habían permanecidos fieles con él a su lado. A partir de ese momento los consideró sus amigos.
Estaba hablando con once de los doce que había escogido, porque ya Judas Iscariote estaba descartado en ese momento, estaba muy afanado en ganarse sus treinta monedas de plata ideando el plan para entregar a su maestro. Había decidido dejar de ser amigo y pasar a ser un traidor.
En este verso Jesús resalta hasta donde llega el desprendimiento del amigo fiel, hasta dar su vida, si fuere necesario.
El rey David valoraba a su amigo Jonatán hasta el punto que lamentó su muerte, sintió que algo de sí mismo le faltaba:
“¡Jonatán, hermano mío, por ti tengo partido el corazón, pues te quería tanto! Tu amor era para mí más maravilloso que el amor de las mujeres (2 SAMUEL 1:26)”.
Es importante aclarar que David no hace mención al amor erótico, sino a otra faceta del amor, al desprendimiento, a la constancia, a la fidelidad que son características innatas de la amistad. Como las mujeres (madres y esposas) que se entregan por sus hijos y esposos pasando por alto comportamientos en ocasiones no gratos y le brindan su apoyo. Así como Dios ha permanecido fiel a la humanidad brindándole su apoyo aunque solo recibe desprecio de ella; tanto ha sido su desprendimiento hacia nosotros que dio a su único Hijo (Juan 3:16).
La fidelidad del amigo
“Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando (JUAN 15:14)”.
Hay requisitos para ser considerado amigo de Dios. Si te pregunto en este momento ¿te consideras amigo de Dios? Seguro que tu respuesta será ¡Claro! Sin embargo que triste resulta comprobar por la Biblia que nuestra afirmación es una ilusión, ya que pasamos por alto e ignoramos el requisito que conlleva ser amigo de Dios: “hacer lo que Dios ordena” tal como lo expresa Jesús en el verso que nos compete.
Había un hombre llamado Abraham, el cual Dios consideró “su amigo” ¿por qué? Estas breves palabras lo resumen todo:
“Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios (SANTIAGO 2:23)”.
Dios le hizo varias propuestas a Abraham y este mostró desprendimiento para agradar a Dios. Primero, le dijo a la edad de 75 años deja a tu familia y vete al lugar que yo te mostraré. A esa edad como que no queremos salir de lo seguro para ir a aventurar, abandonar toda una costumbre para aprender otra, y lo más difícil abandonar a nuestros padres, hermanos y demás porque sí. Pero Abraham le creyó a Dios e hizo lo que le mandó.
Segundo, le ordena que le de a su hijo, su único hijo en sacrificio, y ahí iba Abraham a cumplir la orden de Dios, pero Dios lo detuvo porque solo quería ver que tan fiel le era y que tan dispuesto estaba de desprenderse de lo que más amaba con tal de solo vivir para agradar a Dios.
Esto le valió para ser considerado el “padre de la fe” y “amigo de Dios”.
Entre amigos no hay secretos
“Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre os las he dado a conocer (JUAN 15:15)”.
Dios le dejó saber a Noé, un hombre justo y perfecto entre los hombres de su tiempo y que caminó (anduvo en obediencia) con Dios, que él había decidido el fin de todo ser. Todos sabemos el final, solo a Noé y a su familia se le preservó la vida durante el diluvio, porque entre amigos no hay secretos.
Abraham ya había sido examinado por Dios y Dios sabía lo que había en el corazón de este hombre, por eso decide no esconderle lo que se proponía hacer con las ciudades de Sodoma y Gomorra, destruirla con fuego y azufre ya que no había ni diez justos. Al final solo tres personas salvan sus vidas, el justo Lot y sus dos hijas y eran precisamente parientes de Abraham.
José el hijo de Jacob, estando preso fue llamado por el rey de Egipto para que le diera interpretación a dos sueños que decían lo mismo, lo que Dios se proponía hacer en Egipto, siete años de abundancia y siete de hambre. Dios le comunicó su plan al rey, sin embargo ni él ni sus magos y sabios pudieron descifrarlos, solo uno que se había portado fiel ante Dios fue capaz de develar el misterio de Dios, porque entre amigos no hay secretos.
Daniel, esclavo en Babilonia, también es mandado a llamar para que descifrara el sueño del rey Nabucodonosor. Dios había decidido que este rey habitaría en el campo junto con las bestias. El rey ni sus magos y sabios pudieron entender el sueño, pero Daniel que había dado testimonio en Babilonia de que amaba a Jehová su Dios, le fue revelado el misterio de lo que Dios haría con ese rey altivo, porque entre amigos no hay secretos.
Qué más podemos decir, cuantas cosas sabemos ahora que somos le servimos a Dios: la iglesia será arrebatada de la tierra y llevada al cielo por un lazo de tiempo, la tierra será purificada por fuego, los incrédulos serán lanzado al lago que arde con fuego y azufre, y los que nos hemos apartados para vivir a la altura de lo que ordena la Biblia descenderemos del cielo para recibir la nueva tierra por heredad.
Esto lo sabemos porque somos amigos de Dios, y entre amigos no hay secretos.
¿Cuál es la recompensa a un buen amigo?
Ahora bien, ustedes son los que han estado siempre a mi lado en mis pruebas.
Por eso, yo mismo les concedo un reino, así como mi Padre me lo concedió a mí, para que coman y beban a mi mesa en mi reino, y se sienten en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel (LUCAS 22:28-30)”.
La promesa de que los justos y los mansos heredaran la nueva tierra donde no morará la injusticia la hizo Jesús a sus seguidores de todas las épocas, porque su generación ¿quién la contará? (Hechos 8:33).
Quiero concluir con este proverbio:
Para preservar un amigo tres cosas son necesarias: honrarlo cuando esté presente, valorarlo cuando esté ausente, y asistirlo cuando lo necesite. Proverbio italiano.
Procura por todos los medios hacerte amigo de Jesús, no de palabras, transforma tu vida conforme a sus recomendaciones en la Biblia.
Que la paz y la gracia del Señor Jesucristo sea contigo hoy y siempre.
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