Seguimos sacando buenas enseñanzas del tiempo de la conquista de Canaán por parte del pueblo de Israel, teniendo como líder a Josué, el gran conquistador bíblico. Recordemos que Dios utilizó a su pueblo Israel para destruir a los habitantes de Canaán por sus prácticas abominables ante Dios, la historia se repetirá, así está establecido en la biblia, que esto te sirva de alerta.
Esta vez resaltamos la actitud de una mujer que, a pesar de tener una cualidad poco digna de ser mencionada, pudo repercutir en la salvación, no solo de su vida, sino de toda su familia. Me refiero a Rahab “la ramera”.
Al igual que los gabaonitas, esta mujer no estaba viviendo de espalda a los acontecimientos que venía haciendo Dios por todos los alrededores, sino que entre sus cotidianidades tenía tiempo para meditar en ellos y reconocer lo incontenible de su autoridad y poder. De repente le llega la oportunidad de reflejar por fuera lo que sentía en su interior por Dios, y así lo hizo, hospedó en su casa a dos espías israelitas que estaban reconociendo las debilidades de Jericó.
Esta mujer no tuvo a su pueblo, ni sus posesiones como cosa a que aferrarse, sino que arriesgó su vida, escondiendo a dos enemigos de su pueblo y mintiéndole a su rey cuando mandó a que señale donde escondía a los espías. Las declaraciones que esta mujer hace acerca de Dios nos da a entender como si ella estuviera presente entre los israelitas durante todo el trayecto desde Egipto hasta el este del rio Jordán: “Sé que Jehová os ha dado esta tierra, hizo secar las aguas del mar rojo cuando salisteis de Egipto, destruyó a dos poderosos reyes amorreos, a Sehon y a Og”. Y aquí viene lo que sé sensibilizó en extremo a Dios: “porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra”.
Dice la biblia que los muros de Jericó cayeron después de rodearlos siete días, y que los israelitas avanzaron hacia delante, como sino habiera escombros ni obstáculos que vencer, como si fuesen tragados por la tierra. Sorprendentemente, aunque los muros cayeron, toda la familia de Rahab permaneció con vida, aún cuando JOSUE 2:15 dice que su casa estaba en el muro de la ciudad y que ella vivía en el muro de la ciudad. Rahab no confió en su rey ni en el ejército de su rey, vino a ampararse bajo las alas de Jehová y fue protegida por el Juez Justo.
Todo lo que tenía vida fue destruido a filo de espada, las demás cosas fueron consumidas por el fuego y consideradas anatema (despreciada delante de Dios) excepto la plata, el oro, y los utensilios de bronce y de hierro que fueron apartados para el tesoro de la casa de Jehová. Claramente dice la biblia en JOSUE 6:17 “…solamente Rahab la ramera vivirá…”, JOSUE 6:25 “mas Josué salvó la vida de Rahab la ramera…”.
¿Que fue entonces lo que salvó la vida de esta mujer? Fue su actitud y la determinación de acercarse a Dios rechazando todo lo que estaba a su alrededor, hizo pacto con los espías y se guardó de cumplir todas las instrucciones dadas por estos, sobretodo atar un cordón de grana (de color rojo) a la ventana por la cual hizo escapar a los espías, reunir en su casa a su familia, y, lo que más me gusta, procurar que ninguno salga de su casa vean lo que vean, sientan lo que sientan. En tiempo de promesa es importante esperar en Dios, aunque el peligro esté en nuestra nariz.
La salvación no es solo para los gabaonitas, no es solo para Rahab, es para todos, y Dios ha dejado instrucciones precisas de cómo obtenerla, pero es necesario la actitud y la determinación con las que todos los personajes bíblicos vencieron sus pasiones. Recuerda lo dicho por Jesús:“Todo el que quiera salvar su vida la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará (MARCOS 8:35)”.
Aprenda esto, lector, nada mejor que ponerse del lado de Dios cuando ya él ha determinado la destrucción, todavía hay tiempo de buscar a Dios y de que él sea hallado, escapa por tu vida, el fin se acerca. Dios no tiene sombra de variación, ni su brazo ha sido cortado, es el mismo ayer, hoy y por los siglos de los siglos.
Tu condición no importa, a Dios le interesa tu actitud. Tampoco importa tu pasado, a Dios le importa tu presente.
“Los ojos de Jehová están sobre los justos y atentos sus oídos al clamor de ellos (SALMOS 34:15)”.
Podemos decir muchas cosas más de esta mujer, pero quiero cerrar con estos versos bíblicos:
“Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido los espías en paz (HEBREOS 11:31)”.
“Asimismo también Rahab la ramera, ¿No fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? (SANTIAGO 2:25)”.
Que la paz y la gracia del Señor Jesucristo sea contigo hoy y siempre.
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