viernes, 14 de mayo de 2010

Juan el Bautista: Un hombre valiente

Como de costumbre después de iniciar su ministerio, Jesús era seguido por una gran cantidad de personas con diversos intereses. Delante de una multitud Jesús pronuncia un magnifico y merecido elogio de Juan el Bautista: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? Los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están. Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta (MATEO 11:7-9).

Este hombre decidió vivir de forma diferente a la generación de su tiempo interesada solamente en sus asuntos particulares pero muy lejos de buscar el rostro de Dios. Su vida transcurre en el desierto, apartado y dependiendo por completo de la provisión de Dios. Sus alimentos, vestiduras y habitad, dejan entrever claramente que más que procurar una vida digna ante los hombres, procura el favor de Dios.

En el elogio de Jesús se identifican tres grandes grupos de personas que habían fijado sus ojos en Juan el Bautista:
  • Estaban los menospreciadores, que no veían nada particular en él, veían a Juan el Bautista simplemente como una caña o vara más que crece en el desierto y que por estar en el desierto es sacudida, agitada o doblada por el viento; algo común, nada especial.
  • Por otro lado estaban los espectadores, que anhelaban saciar su curiosidad con ver a un hombre que no vestía como ellos y que no corría la misma carrera que ellos. Aunque las vestiduras de Juan eran de pieles no eran delicadas, como la de los nobles del rey, ya que en el desierto no están los implementos necesarios para curtir las pieles, por lo tanto, Juan el Bautista debió ser considerado por este grupo como un puro loco, un frustrado por no poder vivir dentro de palacios.
  • Por último están los que acertaron, y para ellos Jesús tiene un rotundo sí, los que lo consideraron profeta porque más que fijarse en lo exterior de Juan el Bautista, se tomaron el tiempo para escuchar e interiorizar las palabras que por boca de él anunciaba Dios para su pueblo.
Como mensajero de Dios (profeta) este hombre, sin temor, entregaba un mensaje a todos los niveles donde había injusticia:
  • A los falsos religiosos llamó raza de víboras (con su hipocresía muerden y envenenan al pueblo) y les recomendó emendar sus acciones exhibiendo frutos dignos de arrepentimiento.
  • A los cobradores de impuestos recomendó no cobrar más de lo exigido.
  • A los soldados romanos recomendó no amenazar a la gente y obligarla a que le den dinero, sino a conformarse con su salario.
  • Al gobernador de Galilea de su tiempo, Herodes el Tetrarca, frecuentemente lo enfrentaba haciéndole ver que no le era permitido tener por mujer a Herodías la esposa de su medio hermano Felipe, esto le costó la vida.
  • Y todo el que se le acercaba preguntándole que debía hacer les recomendaba hacer actos de misericordia con los necesitados.
Todo el que aceptaba sus recomendaciones debía ser lavado en el bautismo en agua (rito de la purificación muy conocido en Israel) como señal de aceptación de su condición actual y de arrepentimiento (limpieza, cambio y transformación) en lo adelante. Esto era algo novedoso y muchos venían donde Juan para ser bautizados, al hacerlo estaba cumpliendo con su llamado: Preparar un pueblo dispuesto de corazón para recibir al Mesías que venía después de él.

A pesar de que ya muchos le seguían, su tiempo había culminado y uno mayor que él, de quien el mismo Juan dijo que no era digno de desatar las correas de sus sandalias, El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, Jesús de Nazaret, se abría paso. Nunca tuvo por importante el alabarse o usurpar el lugar que le correspondía a Jesús, aunque tuvo la oportunidad de hacerlo. Esto sirvió para que Jesús diera testimonio de su humildad al declararlo como “el más grande entre los nacidos de mujer”.

Con lo degenerada que está toda la raza humana, hacen falta hombres y mujeres valientes como Juan el Bautista que busquen el rostro y la dirección de Dios y denuncien la injusticia en todos los estratos sociales.

Que la paz y la gracia del Señor Jesucristo sea contigo hoy y siempre.

3 comentarios:

  1. Ojalá que mucha gente lea este comentario y capte tan hermoso mensaje. Debemos ser mas parecidos a Juan el Bautista si es que en verdad somos "cristianos". Es facil decirlo de labios, pero decirlo con nuestros hechos es todo un proceso.

    Dios le bendiga pastor por este tema.

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  2. Gracias varón, su mensaje fue inspirador, en lo personal Juan el bautista es mi predicador favorito. Bendiciones

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