Durante la Segunda Guerra Mundial seis pilotos de la marina dejaron el porta aviones para realizar una misión. Después de investigar el océano buscando a los submarinos del enemigo, trataron de regresar al porta aviones de noche. Más el capitán había ordenado apagar las luces del porta aviones.
Una y otra vez los pilotos nerviosos se comunicaban por el radio, pidiendo que se prendiera una sola luz para poder ver el piso de aterrizaje. Más se les dijo a los pilotos que la orden de apagar las luces no se podía revocar en ese momento. Después de muchas peticiones por parte de los pilotos, el operador del porta aviones apagó el contacto de la radio donde se comunicaban con los aviones—y los pilotos fueron forzados a caer al océano (1).
Qué triste anécdota. Esto nos lleva a meditar en tantas enseñanzas Bíblicas donde Dios ha dejado claro que llegará un día donde su paciencia, su espera se agotará, sí, a pesar de ser un Dios clemente y misericordioso, también es un Dios Justo:
“Pero los cielos y la tierra que existen ahora están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos (2 PEDRO 3:9)”.
“Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! (2 PEDRO 3:11-12)”.
Estos pilotos necesitaban y solicitaban luz para porder ver el piso del porta aviones y preservar sus vidas, al permanecer en oscuridad perdieron sus vidas. La Biblia presenta a Jesús como luz que guía al hombre al pleno conocimiento de Dios, a toda verdad y a toda justicia.
Pensemos por un momento en una persona ciega e imaginamos que nuestro transcurrir diario fuera en esa condición, no duraríamos mucho tiempo en reconocer lo desafortunados que fuéramos al estar privado de la visión; de esa manera está el espíritu de toda persona ajena a la voluntad de Dios.
Pensemos por un momento en una persona ciega e imaginamos que nuestro transcurrir diario fuera en esa condición, no duraríamos mucho tiempo en reconocer lo desafortunados que fuéramos al estar privado de la visión; de esa manera está el espíritu de toda persona ajena a la voluntad de Dios.
“Y esta es la condenación: La luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas, pues todo aquel que hace lo malo detesta la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean puesta al descubierto (JUAN 3:19-20)”.
Al hombre no le preocupa estar en tinieblas, le agrada estar así, sin embargo Dios mostró su desagrado de inmediato ante las tinieblas, durante el relato de la creación lo primero que Dios crea con sus palabras es la “luz” para contrarrestar las tinieblas, y vio Dios que era buena y la separó de las tinieblas (GENESIS 1:3-5); lo que Dios rechaza es lo que al hombre le agrada, qué contrariedad.
En la Biblia, tinieblas es sinónimo de ausencia de Dios:
- Una de las diez plagas enviada a faraón de Egipto fue densas tinieblas por tres días (tan espesas que podían ser tocadas). Dios no estaba con los egipcios, sin embargo al mismo tiempo dice que en Gosén, donde habitaban los israelitas, el pueblo de Dios, había luz en sus habitaciones (EXODO 10:21-23).
- Después de Jesús ser crucificado, desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena, y Jesús clamó a gran voz “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (MATEO 27:45-16). Por espacio de tres horas la humanidad estuvo deprovista de la atención de Dios, Jesús reconoce este hecho y exclama estar abandonado por pender sobre él todo el peso del pecado de la humanidad.
Jesús pronunció estas palabras:
“Me es necesario hacer las obras del que me envió, mientras dura el día; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, luz soy del mundo (JUAN 9:4-5)”.
Todavía hay luz en el mundo, hay esperanza; hoy es el día aceptable y de salvación para tu vida. Al igual que estos seis pilotos, procura con ansias hallarte en luz para que no perezca en la oscuridad.
Que la paz y la gracia del Señor Jesucristo sea contigo hoy y siempre.
(1) Crédito: El Día de Hoy en la Palabra, MBI, Octubre, 1991, p. 12.
Jesus es mi luz y mi salvacion!
ResponderEliminarAmen.-
Que Jesus me guie con su luz todos los dias de mi vida , y a todos quienes lean este bloque. dtb
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