jueves, 14 de octubre de 2010

¿Qué Implica ser Incorruptible?

El nombre de Fabricio Lucio, célebre general romano de los tiempos primitivos de expansión de la República, ha quedado en la historia como emblema de probidad, sencillez, desinterés e integridad ciudadanas. Se dice que hallándose el famoso general en la más completa pobreza fue nombrado embajador por la República, para ir a tratar con Pirro, rey de Epiro, sobre asuntos de la mayor importancia concernientes a su patria. Pirro lo recibió en su corte con las mayores distinciones y trató de inducirlo para que secundara sus proyectos, contrarios a Roma, ofreciéndole honores elevados y grandes riquezas.”

Pirro conocía las valías morales de Fabricio, con quien había luchado en acciones bélicas sin que hubiera logrado vencerlo. Conocía la entereza de carácter del noble Fabricio y creyó que si lograba inclinarlo a su favor habría hecho una trascendente adquisición. En efecto, Pirro, haciendo uso de su habilidad, de su talento y sus riquezas, y aprovechando la pobreza de Fabricio, le hizo insinuaciones morbosas, indignas de la elevada moral del ciudadano íntegro.

La contesta de Fabricio fue la siguiente: “Si aún me crees honrado; ¿por qué pretendes corromperme? Y si me crees capaz de dejarme sobornar, ¿de qué puedo servirte?” Tan elocuente contestación hizo retroceder a Pirro y le proporcionó una visión de un hombre cabal, digno de la más alta consideración.

No sé a ti, pero la integridad de Fabricio Lucio me lleva a pensar en Jesús cuando atravesó similar situación mientras fue tentado por Satanás en el desierto.

"Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar (1 PEDRO 5:8)".

La Biblia nos enseña (MATEO 4:1-11) que Satanás buscó todos los medios para que Jesús defraudara a su Señor (
su Padre celestial) accediendo a sus peticiones, pero Jesús, al igual que Fabricio, estaba consciente de la misión que le habían encargado: "redimir a la humanidad del pecado con su muerte" para la cual tomó forma de siervo y habitó entre los hombres, y mantuvo su posición y firmeza.

Al igual que Pirro, que vio la condición de pobreza de Fabricio, Satanás se dio cuenta que Jesús llevaba 40 días con sus noches en el desierto sin ingerir alimentos, y vino ofreciéndole pan, al ver que no se doblegó, entonces le ofrece todos los reinos del mundo y riquezas entre otras cosas, ya que también se percató de las carencias económicas de Jesús.

Una debilidad momentánea en nuestra vida será considerada por nuestro enemigo como una fortaleza a su favor, pero nos corresponde a nosotros demostrarle que se ha equivocado "largo a largo". Tanto Pirro como Satanás pensaron que dominarían el momento, sin embargo, se llevaron tremenda sorpresa por la tenacidad de sus contrincantes.

Por eso Dios, por medio de su voz escrita (la Biblia), nos manda a que no vivamos como borrachos (sin entendimiento), sino que seamos sobrios (no borrachos) y que nos llenemos del Espíritu Santo para estar consciente cuando lleguen las dificultades y así poder rechazarlas. Esto no es otra cosa más que "dominio propio".

No sabemos si la acción valerosa de Fabricio Lucio llegaría a oídos de su señor, o qué reconocimiento o ascenso pudo recibir por su integridad, pero la Biblia nos enseña que después de Satanás, vilmente derrotado, dejar a Jesús, vinieron ángeles y servían a Jesús; esto es señal de reconocimiento de lo alto.

"Miró entonces a los que estaban allí y les dijo: ¡No vivan siempre deseando tener más y más! No por ser dueños de muchas cosas se vive una vida larga y feliz (LUCAS 12:15)".

El apóstol Pablo les recomienda a los romanos, compatriotas de Fabricio:
"No se dejen vencer por el mal. Al contrario, triunfen sobre el mal, haciendo el bien (ROMANOS 12:21)".

Todos tenemos la misión de vencer a Satanás y su reino, este mundo con todos sus atractivos, para ganar el reino de justicia que vendrá a establecer Jesús, la tierra nueva, cuando todas las cosas lleguen a su fin. Vamos a imitar los ejemplos de Jesus y Fabricio para agradar a nuestro Padre celestial, su nombre es Jehová, el Dios verdadero.

Que la paz y la gracia del Señor Jesucristo sea contigo hoy y siempre.

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