martes, 5 de octubre de 2010

Ven como estés, pero debes cambiar…

Cuando el apóstol Pablo visitó la ciudad de Corinto pudo notar una ciudad muy rica y próspera, pero a la vez una ciudad muy inmoral y entregada a la perversión, por lo tanto entendió que había mucho que hacer, espiritualmente hablando, para guiarlos a la voluntad de Dios; así emprendió en esa ciudad su labor apostólica para lo cual había sido llamado y apartado.

Muchos respondieron a las buenas nuevas de salvación (el evangelio de Jesucristo), pero rápidamente notó que habían venido como estaban, reconociendo su culpabilidad delante de Dios, pero no estaban cambiando, seguían comportándose de igual manera dentro del cuerpo de Cristo, que es la iglesia. Ahora entendemos el por qué Pablo le escribe esto:

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 CORINTIOS 5:17)”.

Para entender la situación que se vivía en Corinto, primero debemos conocer algo de esta cultura:

Corinto, capital de la provincia romana de Acaya desde el año 27 a.C. era por su posición geográfica estratégica, sus dos puertos de mar y sus edificios suntuosos una ciudad cosmopolita, la tercera más grande del imperio con una población de casi medio millón de habitantes, entre los que se encontraban gran número de esclavos y una importante minoría de judíos.

Corinto era también muy inmoral, tanto que para designar la manera licenciosa de vivir de sus habitantes, se acuñó el término “corintizar”. La expresión "joven corintia" era sinónimo de "prostituta", y "corintianizar" significaba vivir una vida inmoral. En comedias griegas posteriores, "corintio" se usaba ocasionalmente para designar a un borracho.

Esta ciudad se granjeó la reputación de ciudad notoriamente inmoral, se decía que en el templo de Afrodita en Corinto había un millar de prostitutas dedicadas al aspecto erótico del culto a esta diosa de la fertilidad.

Refundada como colonia romana por el emperador Julio César en el año 44 d.C., Corinto resurgió como un centro de arte y cultura, renombrada por sus imponentes edificios públicos, estatuas y templos de mármol. Floreció de nuevo en la ciudad la fabricación de artículos de bronce de alta calidad.

La vida de la ciudad giraba alrededor de las plazas y los edificios dedicados a las funciones del gobierno y la práctica de la religión.

El apóstol Pablo combatió con valentía, no pasando paños tibios, las inmundicias que irreverenciaban el sacrificio de Cristo en la iglesia de Corinto. Todos tenemos la necesidad de venir a Cristo con el deber de dejarnos transformar con sus enseñanzas y su testimonio, ya que todo lo hizo para que nos sirva de ejemplo, y Pablo, el que le escribe y los amonesta, había experimentado tremenda transformación en su vida. Todo maestro da de lo que tiene.

“Imítenme a mí, como yo imito a Cristo (1 Corintios 11:1)”.

Pablo combatió muchos males en la iglesia de Corinto. A Saber:

• Las divisiones entre creyentes (1 Corintios 1:10-17; 3:1-8).
• La sabiduría humana (1 Corintios 1:18-31).
• La inmoralidad sexual (1 Corintios 5:1-13).
• Los pleitos entre creyentes (1 Corintios 6:1-11).
• La fornicación o la unión con ramera (1 Corintios 6:12-20).
• La responsabilidad en el matrimonio (1 Corintios 7:1-40).
• El comer cosas dedicadas a los ídolos (1 Corintios 8:1-13).
• Participar en fiestas a ídolos (hora santa y todo lo que conlleva, fiestas de palos, etc.) y a la vez en la Cena de Señor (la Santa Cena) en la iglesia (1 Corintios 10:14-22).
• El libertinaje del creyente (1 Corintio 10:23-33).
• El atuendo de la mujer en la iglesia (1 Corintios 11:2-16). Cabe destacar que la recomendación de Pablo es para que las mujeres se distingan de las prostitutas (mencionada anteriormente y que servían en el templo de afrodita), en ese tiempo exhibir la mujer su cabellera era una declaración de prostitución y Pablo buscaba un cambio ya que muchas de las mujeres que estaban en la iglesia venían de la prostitución. Esto es histórico-cultural, aunque en nuestros días las mujeres en la iglesia no visten exhibiendo su cuerpo como lo hacen las que no son creyentes, la diferencia es que en nuestra cultura nunca, nunca se ha utilizado el velo.
• La forma correcta de tomar la Santa Cena (1 Corintio 11:17-34).
• Entre otras.

Da pena ver como líderes de iglesias pequeñas y multitudinarias se hacen los de la vista gorda ante situaciones similares teniendo un fundamento tan maravilloso como este que analizamos hoy.

Corinto, ante los ojos de Dios, no podía seguir en esta condición, en este estilo de vida licencioso. Dios se preocupó por mostrarle, por medio de Pablo, su inconformidad con su estilo de vida liberal y lo llama a venir como están, pero con la obligatoriedad de cambiar.

La situación de la Corinto antigua (año 53-56 d. C.) y la Corinto actual (nuestros días) no es distinta, las mismas pasiones carnales desordenadas, la misma lujuria, el mismo olvido hacia Dios; pero también cabe destacar que todavía está latente el mismo llamado de Dios a pararnos en el camino y meditar. Dios no quiere castigar, quiere salvar a la humanidad, si pudieras entender este principio de Dios; siempre ha provisto medios para que el hombre se encuentre con él: un arca, una ley, un mediador y salvador Jesucristo su Hijo.

“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios (MIQUEAS 6:8)”.

Ciertamente Jesús te invita a venir a él:
“Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso (MATEO 11:28)”.

Pero demanda de ti un cambio sincero:
“De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios - dijo Jesús (JUAN 3:3)”.

Que la paz y la gracia de Jesucristo sea contigo siempre.

1 comentario:

  1. Gregorio, debemos imitar y admirar la valentia de Pablo al enfrentar los males que imperaban en Corinto, sin dejararse amedrentar por las consecuencias. Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece.

    Hauris

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