martes, 29 de septiembre de 2009

Símbolos Patrios


Concluimos el mes de la Biblia, y para esta ocasión quiero hacer un paralelismo entre nuestra independencia y ciertos aspectos de la fe que nos hacen reflexionar en que somos una nación que verdaderamente amamos a Dios.

Haciendo un poco de historia debemos recordar que nuestro ideólogo libertador Juan Pablo Duarte tuvo muy buenos principios en la fe, ya que en toda su logística incluyo elementos relativos a la misma; el movimiento de difusión de sus pensamientos llamado “la trinitaria” nos hace pensar inmediatamente en la unidad de la Santa Trinidad del “Padre, Hijo y Espíritu Santo”, claro está que la comparación dista bastante, pero ¿de dónde le pudo salir este nombre y esta composición de tres personajes para difundir un pensamiento, una idea libertadora? No cabe duda que estuvo influenciado por el cristianismo.

Si bien es cierto que las ideas conceptuales plasmadas en su proyecto de constitución reflejan la influencia recibida por Duarte del pensamiento Europeo de los siglos XVIII y XIX; no menos cierto es que Doña Manuela Diez y Jiménez, mujer íntegra, con buena formación de hogar y de intelecto claro, como madre fue muy entregada al cuidado de sus hijos; le enseñó el alfabeto, inclinándolo a cultivar sus cualidades intelectuales y le educó en la fe cristiana. De ahí se desprende todo este sincretismo que se observa entre sus ideas libertadoras.

Nuestra bandera está diseñada siguiendo cierta simbología que ponen de manifiesto la supremacía de Dios, el sacrificio de Cristo, y la justicia entre los hombres. Si traemos esta simbología al pensamiento cristiano este sería el resultado:

El azul nos hace pensar en el cielo, lugar donde mora Dios, el cual está por encima de todas las cosas (de ahí que aparece como primer elemento en la bandera). El Rojo nos recuerda la sangre vertida por Jesucristo para libertad del hombre frente al pecado. El blanco simboliza la santidad y pureza que debe existir en el corazón de todo hombre. La cruz es el campo de batalla donde Jesús venció al negarse a sí mismo.

Increíble, pero hay una estrecha conexión con Dios en todo esto, pero te sorprenderás aún más cuando analicemos nuestro escudo nacional.

El escudo de armas de nuestra nación establece una relación aún más estrecha con Dios. Lo primero que observamos es que contiene cuatro banderas (ya analizamos su trasfondo), la Biblia abierta en el evangelio según San Juan 8:32, una cruz encima de la Biblia, una banda azul coronando el escudo con el lema trinitario “Dios, Patria, Libertad” (observa la supremacía de Dios en este lema), por último un ramo de palma, elemento utilizado en Jerusalén para recibir a Jesús en su entrada triunfal el día de su muerte. Innegable, Dios en el corazón de nuestra independencia.

¿Puedes tener la misma inclinación que tuvieron aquellos hombres de poner a Dios delante en todo tus proyectos? ¿De no sacarlo de tu vida y considerarte autosuficiente? Sin duda alguna nuestra independencia fue un proyecto exitoso y estuvo salpicado con matices del cristianismo.

He aquí un dato interesante: Somos la única nación del mundo en tener elementos cristianos en nuestros símbolos patrios.

A propósito, el verso que tiene la Biblia del escudo dice:
“Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres (SAN JUAN 8:32)”

¿Y cuál es la verdad? Esta es la verdad:
“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (ROMANOS 6:23)”

Que la paz y la gracia del Señor Jesucristo sea contigo hoy y siempre.

martes, 22 de septiembre de 2009

Bien Preparado

Estamos convencidos de que si no nos preparamos, el mercado laboral cruelmente nos cierra sus puertas, así no podemos llegar muy lejos. Los profesionales de carreras como las ciencias médicas, jurídicas, tecnológicas y otras ramas del saber, ameritan de continuo de la actualización, abandonando algunas prácticas que en su momento surtieron efectos, para retomar otras nacientes que son las que rigen el ahora; si no lo hacen no son más que profesionales desfasados, en pocas palabras, desechos confinados a desaparecer.

Pues bien, de igual manera Dios espera de su creación ese mismo sentir e interés apasionado de mantenernos actualizados en todo lo relativo a la búsqueda de su persona y a la práctica de sus leyes. La dejadez en buscar a Dios produce también resultados desastrosos que Dios quiere que toda persona evite.

El hombre tiene la misma necesidad de actualizar su relación con Dios y aún de manera más sencilla, sin necesidad de rebuscar en literaturas diversas, asistir a diversas bibliotecas y universidades, navegar en internet e incluso moverse a otro país para realizar especialidades y erogar suntuosa suma de dinero para adquirir conocimientos que no te garantizan un puesto laboral de por vida; sin embargo, por medio de una sola literatura, la Biblia, podemos conocer a Dios y mantenernos actualizados en todas sus ordenanzas, incluso sin necesidad de movernos de nuestra casa.

Sin Dios podrás estar preparado para un puesto en el mercado laboral hasta cierta edad, pero al final serás desecho de la sociedad, y si mueres ajeno de Dios, él también te desechará por tú haberlo despreciado primero.

¿Te has preguntado por qué y para qué pasas la mayor parte de tu vida, de alguna manera, estudiando, actualizándote, preparándote? Lo haces desde tu escritorio, desde tu casa o asistiendo a un centro de estudio, y muchas veces de manera natural tu mismo te motivas para hacerlo. Si lo haces es porque le temes a algo: No ser considerado por el mercado laboral; sin embargo no temes ser desecho de aquel que puede destruir tu alma y tu cuerpo en el infierno.

Concluyo con estos versos Bíblicos:
Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? (MATEO 16:26).

El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia (PROVERBIOS 9:10).

Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de Dios, también yo me olvidaré de tus hijos (OSEAS 4:6).


Que la paz y la gracia del Señor Jesucristo sea contigo hoy y siempre.

martes, 15 de septiembre de 2009

Equilibrio

“Por el pecado de Adán, Dios declaró que todos merecemos morir; pero gracias a Jesucristo, que murió por nosotros, Dios nos declara inocentes y nos da vida eterna. (ROMANOS 5:18)”.

Si en este pasaje bíblico nos detenemos en todo lo relativo a Adán, pudiéramos ver que somos constituidos culpables de manera injusta, cargamos con el error de alguien que ni siquiera conocemos ni estuvimos presentes cuando él se hizo transgresor. Si tú y yo podemos pensar de esta manera imagínate Dios, de manera que Dios, como Juez Justo, decidió equilibrar las cosas otorgando vida por medio de su Hijo Jesús, para que no se alegue injusticia.

Entre las muchas definiciones que da el diccionario español sobre la palabra “Equilibrio” he tomado la que mejor se adapta a este articulo: “Estado de un sistema en el que coexisten simultáneamente dos o más componentes que se contrarrestan recíprocamente". Trasladando la definición a nuestra realidad tenemos que el sistema lo constituye el mundo a través de los tiempos, y los dos componentes que se contrarrestan entre sí son el pecado (desobediencia de Adán que produce muerte) y la justificación (obediencia de Cristo que produce vida).

Todo está en perfecto equilibrio, Dios proveyó el contrapeso para la otra bandeja de la balanza, tú tienes la oportunidad de pasarte de la bandeja del pecado a la bandeja de la justificación, donde Dios, por medio de la obra de su Hijo Jesús en la cruz, te declara inocente.

Medita en esto: mientras no te acerques al que produce vida, Jesús, aunque estés vivo fisicamente, para Dios estás muerto por causa del pecado.

Que la paz y la gracia del Señor Jesucristo sea contigo hoy y siempre.

Nota: la cita bíblica fue tomada de la traducción “Biblia Lenguaje Sencillo” (BLS).

martes, 8 de septiembre de 2009

Mes de la Biblia

El día 27 de septiembre mediante la ley 204-84 del año 1984, el congreso y el poder ejecutivo dominicano aprobaron el día nacional de la Biblia; esto llenó de júbilo a todo un pueblo que sigue mediante la fe los principios y leyes de ese tan antiguo y a la vez actualizado libro de libros. Así que, República Dominicana es el primer país del mundo en tener un día nacional de la Biblia.

¿Por qué celebramos en septiembre el Mes de la Biblia?
Porque el 26 de septiembre de 1569 se terminó de imprimir la primera Biblia traducida al español por Casiodoro de Reina llamada “Biblia del Oso”. Se llamaba así porque la tapa de esta Biblia tenía un oso comiendo miel desde un panal. Esta traducción, que posteriormente fue revisada por Cipriano de Valera, dio origen a la famosa versión “Reina Valera”, en esa oportunidad salieron 260 ejemplares en Basilea, Suiza. De ese acontecimiento, hace ya, al 2009, 440 años.

Del “Mes de la Biblia” se desprende “el Día de la Biblia” el cual es conmemorado en varios países, aunque en distintas fechas, entre ellos: Argentina (cuarto domingo de septiembre), Perú, Venezuela, Nicaragua (último domingo de septiembre), República Dominicana (27 de septiembre), etc. En estos dos últimos países, dicho día se encuentra institucionalizado por ley (En Nicaragua se oficializó el 9 de Agostos del 2002).

¿Qué es la Biblia?
La Biblia es la palabra de Dios, es la forma que eligió Dios para guiarnos y conducir nuestras vidas al Señor Jesús. Recuerda que Dios no quiere que tú le busque según tus criterios personales, ella nos sirve de manual para validar nuestra conducta ante Dios. Este libro es uno de los más leídos en el mundo, y es el libro que se ha escrito en más idiomas. Se estima que anualmente se venden en el mundo unos 20 millones de ejemplares de La Biblia.

La Biblia está compuesta por dos grandes divisiones, el antiguo testamento, compuesto a su vez por 39 libros (según la traducción al griego de la Biblia hebrea, esta traducción se conoce como SEPTUAGINTA), y el nuevo testamento, compuesto a su vez por 27 libros, para un total de 66 libros. Fue escrita por unos cuarenta autores, los cuales escribieron durante un período aproximadamente de 1,600 años.

En el siglo III d. C. surgió la primera colección de los libros de la Biblia como la conocemos hoy, dividida en antiguo y nuevo testamento. A este arreglo se le dio el nombre de Canon (catálogo o lista de libros sagrados aceptados como inspirados, normativos, sagrados y con autoridad. Involucra las preguntas de cuándo, cómo, por quién y por qué los diversos libros de la Biblia fueron aceptados como sagrados y plenos de autoridad; procura descubrir quiénes los coleccionaron y organizaron en su orden actual).

¿Quién es su autor?
Sin ninguna duda Dios mismo, él escogió a hombres santos para que escribieran en su propio estilo, siendo inspirados por el Espíritu Santo: “porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombre de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo (2 Pedro 1:21)”. Todo lo Dios quiso que supiésemos de su deidad está plasmado en la Biblia.

Otro texto clave afirma este hecho: “Toda Escritura es inspirada por Dios… (2 Timoteo 3:16)”. Es decir que el “contenido escrito”, fue inspiración de Dios.

¿Y como sabemos que Dios inspiró o motivó a escribir este Libro?
Hay razones y argumentos: El mismo testimonio de los “escribientes” que en cientos de ocasiones afirman declaraciones como: “Y dijo Dios”, “Así dice el Señor”, “Vino palabra de Dios a mi diciendo”, “el Señor me dijo, escribe lo que yo te declararé”, “lo que vimos con nuestros ojos y palpamos, esto os compartimos…”

Que la paz y la gracia del Señor Jesucristo sea contigo hoy y siempre.

martes, 1 de septiembre de 2009

Haciendo Espacio

Cuántos de nosotros alguna vez en nuestra vida no hemos volteado por completo, al menos nuestra habitación, y la hemos dispuesto de una manera completamente diferente y cuando terminamos decimos “Cómo no se me había ocurrido antes, pero he ganado mayor espacio”.

En ocasiones no es necesario tirar nada fuera para disponer de mayor espacio y mejor confort, pero otras veces decidimos definitivamente por deshacernos de cosas, que en lugar de beneficiarnos nos obstaculizan el paso. Pues bien, la Biblia enseña en MATEO 13:45-46 acerca de un mercader que buscando “buenas perlas” y habiendo hallado una “perla preciosa”, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.

Este personaje tenía muchas cosas para él valiosas, y probablemente, por largo tiempo, no estuvo dispuesto a abandonarla porque sí, pero un día encontró algo que cambió por completo su paradigma y decidió removerlo todo para hacer espacio y albergar lo nuevo que había hallado. Como hombres cargamos con hábitos y costumbres que no le dejan espacio a Jesús en nuestras vidas, y peor aún, estamos dispuestos a hacer espacio para otras, según la tendencia de los tiempos nos va empujando.

Jesús es esa “perla preciosa”, tú eres ese mercader que anda buscando “buenas perlas” en los placeres, avaricias, codicias, vanidad, lujuria, reconocimiento, en fin, todo a lo que nuestra naturaleza pecaminosa nos impulsa para mantenernos ocupado y alejado de Dios. Decídete a venderlo todo y haz espacio para Jesús.

Esta es la reflexión final “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mi; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mi; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mi. (MATEO 10:37-38)”.

Identifica tus ídolos, échalos de ti y ven a Cristo el cual tendrá de ti misericordia y será amplio en perdonarte.

El Señor nos recomendó a no temer y a vender todo lo que poseamos y darlo de limosna, a hacer bolsas que no envejezcan y hacer tesoros en el cielo, donde el ladrón no llega y donde la polilla no puede dañar. Porque donde esté nuestro tesoro, allí también estará nuestro corazón (LUCAS 12:32-34).

Que la paz y la gracia de Jesucristo sea contigo siempre.