jueves, 28 de enero de 2010

El Hacha está Presta para Cortar

Justo antes de Jesús empezar a anunciar el reino de Dios a los hombres, se levantó Juan el Bautista con un mensaje muy peculiar: “el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados”.

Juan el Bautista (apodo que se ganó por la manera de identificar los que verdaderamente se habían arrepentidos) había sido anunciado por los profetas Isaías y Malaquías como una “voz que clamaba en el desierto para hacer volver el corazón de los hombres a la justicia esperaba por Dios, y preparar al Señor un pueblo bien dispuesto”.

Muchos (publicanos, ladrones, adúlteros, y hasta algunos fariseos y saduceos), salían de toda la provincia de Judea y se bautizaban en el río Jordán al escuchar las palabras que Dios ponía en su boca: “Y ya también el hacha está puesta en la raíz de los arboles, por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego (LUCAS 3:9)”.

Estas palabras sugieren una revisión exhaustiva a TODOS los hombres, incluso los justos, la diferencia es que serán separados en dos grandes grupos, los de la derecha (aceptados) y los de la izquierda (rechazados y lanzados al fuego). La biblia mantiene ese mensaje coherente a través de todos sus libros manuscrito por diversos autores y en diferentes épocas.

Juan el Bautista pone de manifiesto la ira venidera de Dios y reconoce la calaña de gente que aceptaba y escapaba de esta gran verdad: “!Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?”.

El Bautismo en agua (en adultos porque es una acción consciente de arrepentimiento de pecado) no nos hace acepto ante Dios, Juan el Bautista les aclaraba los pasos subsiguientes, es necesario un cambio de rumbo: “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento”, sin justificarnos nosotros mismos; ante esta mención se preguntaban: Entonces ¿Que haremos? He aquí las repuestas:

A todos en general:
“El que tiene dé al que no tiene (vestido, comida, etc.)”.
A los publicanos (cobradores de impuestos):
“No exija más de lo que está ordenado”.
A los soldados:
“No distorsione el derecho de nadie, ni calumnie; y conténtense con sus salarios”.

Porque el gran juez tiene su aventador en su mano, y limpiará su campo, recogiendo el trigo en su granero, y quemando la paja en fuego que nunca se apagará; volvemos a caer en los dos grandes grupos (el trigo y la paja). Que linda es la palabra de Dios.

No hagas como los necios e incrédulos, sé entendido como los que se acercaban a Juan el Bautista dando testimonio de arrepentimiento por medio del agua.

No en vano dice la biblia:
“Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad (DANIEL 12:3)”.

Que la paz y la gracia del Señor Jesucristo sea contigo hoy y siempre.

viernes, 22 de enero de 2010

Jesús, Superior a Cualquier Póliza de Seguro

En la vida del hombre, Jesús, con su obra redentora en la cruz del calvario, actúa con superioridad sobre cualquier póliza de seguro a las que comúnmente acudimos buscando salvaguardar algo de valor ante una posible eventualidad inesperada.

"Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? (MATEO 16:26)".

Una póliza de seguro, por definición, es el medio por el cual el asegurador se obliga, mediante el cobro de una prima, a resarcir un daño o a pagar una suma de dinero al verificarse la eventualidad prevista en el contrato. La póliza de seguro puede tener por objeto toda clase de riesgos si existe interés asegurable, salvo prohibición expresa de la ley.

Generalmente, los términos utilizados en el lenguaje de seguro son:
  • Asegurador: la persona jurídica que constituida con arreglo a lo dispuesto por la legislación correspondiente, se dedica a asumir riesgos ajenos, cumpliendo lo que a este efecto establece aquella legislación, mediante la percepción de un cierto precio llamado prima.
  • Tomador: Es la persona que contrata el seguro al asegurador, y se obliga al pago de la prima. Frecuentemente es también el asegurado.
  • Asegurado: es el titular del área de interés que la cobertura del seguro concierne, y del derecho a la indemnización que en su día se satisfaga que, en ciertos casos, puede trasladarse al beneficiario. Es la persona natural o jurídica a quien el acaecimiento del siniestro va a afectarle más directamente. En definitiva, es aquel sobre cuya cabeza o bienes van a recaer las consecuencias del siniestro. No necesariamente tiene que ser el mismo tomador.
  • Beneficiario: es la persona que va a recibir la utilidad del seguro cuando se produzca el hecho contemplado en el mismo (sin ser asegurado). Es aquel sobre quien recaen los beneficios de la póliza pactada, por voluntad expresa del tomador. La designación del beneficiario responde a unos planteamientos de previsión que corresponden a los seguros de carácter personal, de manera especial a los seguros de vida y accidentes, para el caso de muerte del asegurado.
  • Riesgo: Es un evento posible, incierto y futuro, capaz de ocasionar un daño del cual surja una necesidad patrimonial. El acontecimiento debe ser posible, porque de otro modo no existiría inseguridad. Lo imposible no origina riesgo. Debe ser incierto, porque si necesariamente va a ocurrir, nadie asumiría la obligación de repararlo. Sin riesgo no puede haber seguro, porque al faltar la posibilidad de que se produzca el evento dañoso, ni podrá existir daño ni cabrá pensar en indemnización alguna.
  • Interés Asegurable: es la relación lícita de valor económico sobre un bien. Cuando esta relación se halla amenazada por un riesgo, es un interés asegurable. En general se pueden asegurar todas las cosas corporales (coches, viviendas, negocios, etc.) e incorporales (perjuicios económicos, paralización de actividad, etc.), además se puede asegurar la vida y el patrimonio.
  • Cobertura: compromiso aceptado por un asegurador en virtud del cual se hace cargo, hasta el límite de la suma asegurada, de las consecuencias económicas que se deriven de un siniestro.
  • Siniestro: es la ocurrencia del suceso amparado en la póliza de seguros, comenzando las obligaciones a cargo del asegurador. Las mismas en la mayor parte de los casos es el pago de una cantidad de dinero, pudiendo tratarse también de una prestación de servicios, asistencia médica, jurídica, reparación de un daño, etc.
  • Prima: Es el costo del seguro, que establece una compañía de seguros calculada sobre la base de cálculos actuariales y estadísticos teniendo en cuenta la frecuencia y severidad en la ocurrencia de eventos similares, la historia misma de eventos ocurridos al cliente, y excluyendo los gastos internos o externos que tenga dicha aseguradora.
Con estos términos en mente ganamos una breve comprensión acerca de una póliza de seguro, sin olvidar que toda póliza de seguro tiene una vigencia claramente establecida a la hora de realizar el acuerdo.

Durante la vigencia de la póliza de seguro la aseguradora se pasa todo el tiempo con “los dedos cruzados” esperando que nada acontezca para librase de la indemnización, y claro está, un reporte de siniestro de parte del asegurado afecta la prima del tomador en su próxima renovación, es decir, existe un interés marcado de “ganar – ganar” de parte de la aseguradora.

Tenemos suficiente elementos para traer una breve enseñanza espiritual. Jesús ocupa los roles del asegurador y tomador, como asegurador dará justa retribución (indemnización) a todo hombre por sus hechos, como tomador pagó un alto precio (prima) en la cruz del calvario para asegurar a todo el que se acerque a él:

1 - “Pues habéis sido comprado por precio; glorificad pues a Dios, en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios (1 CORINTIOS 6:10)”.

2 - “Por precio fuisteis comprados, no os hagáis esclavos de los hombres (1 CORINTIOS 7:23)”.

El hombre es el asegurado y beneficiario de esa póliza de seguro que se llama “salvación”, solo que contrario a las aseguradoras, Jesús asegura lo más preciado y valorado de todo hombre, el alma, y lo hace sin condición ni clausulas ventajosas, todo lo que Jesús hizo es para beneficio del asegurado y beneficiario, tan pronto el hombre acepta el contrato no hay caducidad, y lo más importante, no existe prima a pagar por esa póliza de seguro, porque ya él pagó un alto precio.

El interés asegurable es la vida del hombre representada por nuestra parte intangible (espíritu y alma) que es lo que verdaderamente le importa a Dios.

Los riegos son la muerte fisíca del hombre o la venida de Jesús para acabar con toda maldad e injusticia terrenal, ya que son sucesos inciertos desde el punto de vista de que no sabemos cuándo sucederán.

El siniestro es el momento cuando nos sorprende la muerte como una realidad o ese grandioso momento cuando Jesús se manifieste con su Gloria en las nubes para buscar a su pueblo y dar muerte a los incrédulos.

Algo a destacar es que con las pólizas de seguros tradicionales puede haber hasta tres personas involucradas totalmente distintas (tomador, asegurado y beneficiario), y finalmente solo el beneficiario recibe la indemnización. Con la póliza de seguro “Salvación” el que la toma es el que recibe la indemnización porque la relación con Dios es individual.

¿Atractivo verdad? Sin embargo pocos se interesan por echar mano a esa póliza de seguro. El mensaje de salvación ha sido sencillo desde tiempos remotos: Aceptar el sacrificio de Jesús para perdón de pecado y modificar nuestro estilo de vida de acuerdo a los estándares establecidos en la Biblia.

Que triste es ver como valoramos cosas perecederas y hasta estamos dispuestos a pagar por probabilidades, pero perdemos de vista lo mas preciado que tenemos y hasta rechazamos una póliza de seguro con una cobertura enorme, sin caducidad, y libre de costo.

Que la paz y la gracia del Señor Jesucristo sea contigo hoy y siempre.

jueves, 14 de enero de 2010

Dios ha Pasado por Alto los Tiempos de Nuestra Ignorancia

“Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepienta (HECHOS 17:30)”.

Mientras Pablo se encontraba en la antigua ciudad de Éfeso, veía detenidamente como los hombres de la época hacían lo que sus razonamientos les dictaban para acercarse a Dios, porque no hay hombre sobre esta tierra que no tenga una mínima inclinación hacia Dios, pero el apóstol se percataba que la forma utilizada era incorrecta y esto producía en su espíritu un acaloramiento (fuerte, vivo deseo) por dar a conocer la forma correcta de buscar a Dios, y así lo hizo.

Los habitantes de Éfeso, se encontraban envuelto en todo lo que es idolatría (adoración a toda creación de imaginación de hombre), particularmente me agrada como el apóstol Pablo les plantea sus razonamientos sencillos, pero guiado por el Espíritu Santo, de que Dios, siendo creador del mundo y de todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y la tierra, no necesita templo hechos por manos humanas; de inmediato me llegó a la mente la imagen de muchas casas barriales y residenciales de nuestro país, que en su frente tienen una casita para poner una virgen y rendirle adoración. Esto es ignorancia.

La ignorancia alcanza su cúspide cuando caemos en ella porque aceptamos todo por costumbre y tradición. Casi siempre en este estado nos negamos a desaprender aún cuando otros quieren llevarnos a la verdad con la demostración por la biblia de que Jesús es el camino, la verdad y la vida (JUAN 14:6).

El hombre latinoamericano pasa casi toda su vida en este flagelo porque esto es lo que les enseñan sus antecesores, pero Dios condena toda idolatría, aún el amar más tus vicios, tus posesiones, tus cotidianidades, que a Dios; rehúyes a Dios con la escusa de “no tengo tiempo”, pero profundizas cada día más en todo esto e incluso estas dispuesto a envolverte en lo nuevo que traigan los tiempos.

Otro gran razonamiento del apóstol Pablo es que si provenimos de Dios (para lo que creemos que el hombre es creación de Dios), ¿cómo pensamos que Dios es semejante a oro, plata, piedra, escultura de arte, y de imaginación de hombres? El hombre no tiene problema en cargar a Dios en medallas, crucifijos, colgarlo en las paredes de su casa, incluso comprarlo en tiendas. No, estas cosas no pueden valerse por sí misma, ¿cómo te debes a algo que no puede moverse, limpiarse, ni parase si se cae, mucho menos pueden crear nada? Esto es ignorancia.

El apóstol Pablo revela una noticia alentadora para todo los hombres: Dios está dispuesto a pasar por alto los tiempos de esta ignorancia, a manera de intercambio, Dios manda a todo hombre en todo lugar, que se arrepienta. Es válido cambiar la forma de acercarnos a Dios, si comprobamos que lo estamos haciendo de manera incorrecta. De endurecernos y seguir en nuestra ignorancia nos enfrentamos a la ira de Dios porque él ha establecido un día donde juzgará al mundo con justicia.

Que la paz y la gracia del Señor Jesucristo sea contigo hoy y siempre.

miércoles, 6 de enero de 2010

Una Copita no Hace Daño

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 CORINTIOS 5:17)”.

Al albergar en nuestro corazón la idea de que tomar bebidas fermentadas hasta no llegar al extremo de la intoxicación (inhibición) e incluso solo en nuestros hogares o con miembros de nuestra misma fe, estamos resistiendo a la regeneración del Espíritu Santo en nuestra vida.

Piense por un momento qué diferencia existe entre esta práctica y el jugar con fuego; tanto insistiremos que un día terminaremos con quemaduras. No podemos bajo ningún concepto apoyarnos en nuestra naturaleza humana; la cual es débil de por sí, para entrar en situaciones que pueden hacernos deslizar, y peor aún, ya que hemos sido lavado con la sangre de Cristo.

“Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo (2 TIMOTEO 2:19)”.

Mucho se dice acerca del agua convertida en vino por Jesús durante las bodas de Caná; pero consideremos algunas notas acerca del vino.

El jugo de la uva acabado de exprimir lleva el nombre de MOSTO, luego de este mosto fermentarse recibe el nombre de VINO, y este proceso es relativamente rápido, se afirma que en unas seis horas, después de extraído el MOSTO, empieza el proceso de fermentación natural.

Note ahora que el vino que Jesús elaboró lo entrega para ser servido inmediatamente, es decir, antes de las seis horas, por lo tanto, estaba en su forma zumo o MOSTO. Otro aspecto para sostener que esta bebida no estaba en su estado donde produce inhibición es que Dios no puede contradecirse, si Jesús con sus predicas condenaba toda practica de iniquidad, e incluso habla de los borrachos en MATEO 24:45-51 y no de forma halagadora en la parábola del “siervo infiel”, entonces no puede contribuir a la embriaguez de toda esa gente, incluso su madre y sus discípulos. 1 CORINTIOS 6:10 afirma que los borrachos no heredarán el reino de Dios.

La cena del Señor era la celebración de la pascua judía establecida por Dios por tiempo perpetuo, note que el Señor la celebró y que comió pan sin levadura y tomó vino, ahora ¿estaba el vino fermentado? No, Dios había ordenado que nada leudado (alterado) debía haber durante siete días en ninguna casa de Israel, y aunque hablaba de masa, si el vino servido por Jesús representaba su sangre del nuevo pacto derramada por muchos para perdón de pecados, no podía estar fermentado o alterado.

Muchos dicen que el alcohol es medicinal y que la cebada engorda y por eso profundizan en ellos. También la morfina, el opio, la marihuana, la cocaína, tienen propiedades curativas y no por ello las usamos moderadamente. Un pretexto es una forma de salirnos con la nuestra, es una excusa para pecar contra Dios.

El apóstol Pablo hizo esta recomendación a Timoteo: “Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estomago y de tus frecuentes enfermedades (1 TIMOTEO 5:23)” y es obvio el señalamiento.

Algo que debe quedarnos claro es que en la cultura oriental el vino era parte integral de sus dietas alimenticias, tanto así que los viñedos frondosos estaban entre las bendiciones que alcanzarían los judíos si obedecían los mandamientos de Dios (DEUTERONOMIO 7:13).

En el antiguo testamento, los sacerdotes no podían beber vino ni sidra cuando iban a entrar al tabernáculo, si lo hacían morían, porque eran los responsables de discernir entre lo santo y lo profano y eran los que enseñaban a los hijos de Israel todos los estatutos de Jehová (LEVITICO 10:9-11).

En el nuevo testamento, los obispos (pastores, supervisores, líderes) no podían darse al vino ya que debían apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre (1 TIMOTEO 3:2-5).

Fuente:
http://es.wikipedia.org/wiki/Vino
http://elmensajedelabiblia.googlepages.com/elvinoenlabiblia


Que la paz y la gracia del Señor Jesucristo sea contigo hoy y siempre.