Justo antes de Jesús empezar a anunciar el reino de Dios a los hombres, se levantó Juan el Bautista con un mensaje muy peculiar: “el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados”.
Juan el Bautista (apodo que se ganó por la manera de identificar los que verdaderamente se habían arrepentidos) había sido anunciado por los profetas Isaías y Malaquías como una “voz que clamaba en el desierto para hacer volver el corazón de los hombres a la justicia esperaba por Dios, y preparar al Señor un pueblo bien dispuesto”.
Muchos (publicanos, ladrones, adúlteros, y hasta algunos fariseos y saduceos), salían de toda la provincia de Judea y se bautizaban en el río Jordán al escuchar las palabras que Dios ponía en su boca: “Y ya también el hacha está puesta en la raíz de los arboles, por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego (LUCAS 3:9)”.
Estas palabras sugieren una revisión exhaustiva a TODOS los hombres, incluso los justos, la diferencia es que serán separados en dos grandes grupos, los de la derecha (aceptados) y los de la izquierda (rechazados y lanzados al fuego). La biblia mantiene ese mensaje coherente a través de todos sus libros manuscrito por diversos autores y en diferentes épocas.
Juan el Bautista pone de manifiesto la ira venidera de Dios y reconoce la calaña de gente que aceptaba y escapaba de esta gran verdad: “!Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?”.
El Bautismo en agua (en adultos porque es una acción consciente de arrepentimiento de pecado) no nos hace acepto ante Dios, Juan el Bautista les aclaraba los pasos subsiguientes, es necesario un cambio de rumbo: “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento”, sin justificarnos nosotros mismos; ante esta mención se preguntaban: Entonces ¿Que haremos? He aquí las repuestas:
A todos en general:
“El que tiene dé al que no tiene (vestido, comida, etc.)”.
A los publicanos (cobradores de impuestos):
“No exija más de lo que está ordenado”.
A los soldados:
“No distorsione el derecho de nadie, ni calumnie; y conténtense con sus salarios”.
Porque el gran juez tiene su aventador en su mano, y limpiará su campo, recogiendo el trigo en su granero, y quemando la paja en fuego que nunca se apagará; volvemos a caer en los dos grandes grupos (el trigo y la paja). Que linda es la palabra de Dios.
No hagas como los necios e incrédulos, sé entendido como los que se acercaban a Juan el Bautista dando testimonio de arrepentimiento por medio del agua.
No en vano dice la biblia:
“Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad (DANIEL 12:3)”.
Que la paz y la gracia del Señor Jesucristo sea contigo hoy y siempre.
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